“Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia.”
Este episodio ocurrió durante el segundo viaje misionero de Pablo. La idea original en la planificación de Pablo era ir a la provincia romana de Asia para predicar el Evangelio allí, una vez que cumplan su ministerio en Frigia y Galacia, pero el Espíritu Santo no se lo permitió. Obediente a esta prohibición, Pablo cambió de rumbo y fue hacia Misia. Una vez allí, Pablo intentó ir a Bitinia pero nuevamente el Espíritu Santo no se lo permitió. Hechos 16:7 dice: Y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se los permitió. Fue así como Pablo, pasando junto a Misia, descendió a Troas. Fue allí donde Pablo vio en visión a un varón Macedonio, en pie, rogándole y diciendo: pasa a Macedonia y ayúdanos. Hechos 16: 8-10 dice: Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio. Así que, por lo que dice este texto, Pablo se sometió absolutamente a la voluntad del Espíritu Santo y ciertamente también a la voluntad de Dios. Esto abrió la puerta para el fructífero ministerio de Pablo y sus acompañantes en Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas y Corinto. Vemos aquí al Espíritu Santo dirigiendo la labor evangelística de Pablo y Pablo sometiéndose totalmente a la voluntad del Espíritu Santo.
La razón del Espíritu Santo para no permitir que Pablo predique el Evangelio en Asia en su segundo viaje misionero, fue simplemente porque no era el tiempo de Dios. Pero note algo por demás interesante. Más tarde, Pablo se embarcó en su tercer viaje misionero. Ahora había llegado el tiempo de Dios para predicar el evangelio en Asia. Pablo visitó por orden a la región de Galacia y de Frigia. Visitó las regiones superiores y eventualmente llegó a Efeso, la primera ciudad en Asia. Pablo comenzó a enseñar en la sinagoga de los judíos por espacio de tres meses. Cuando los judíos rechazaron el mensaje de Pablo, se separó de ellos y se quedó en Efeso por espacio de dos años. Note lo que dice Hechos 19:10.
“Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.”
Allí lo tiene. No es que Pablo desobedeció la prohibición del Espíritu Santo de ir a Asia. Esa prohibición se dio en el segundo viaje misionero de Pablo y Pablo obedeció a la perfección la voluntad del Espíritu Santo. Pero para el tercer viaje misionero de Pablo, la prohibición ya no estaba más en vigencia. Había llegado el tiempo de Dios para que Pablo predique el Evangelio en Asia. Pablo lo hizo y Dios añadió su bendición a raudales.