La pregunta de hoy es de un joven a quien le gusta mucho la música hip-hop y el reggeton cristiano. Pregunta: ¿Será bueno alabar a Dios con este ritmo?
Gracias por su pregunta. Mucho de la música cristiana de hoy en día hace mover el cuerpo, pero no hace mover el espíritu. Permítame por tanto citar los principios que José Jordán escribe en su librito titulado “Es esto música cristiana” con un breve comentario de mi parte. Primero, la música debe glorificar a Dios. Glorificar a Dios significa exaltar o magnificar algún rasgo del carácter de Dios. Mucho de la música contemporánea, falla rotundamente en glorificar a Dios, porque glorifica el ritmo o a los ejecutores de ese ritmo, o a los instrumentos que se utilizan para producir ese ritmo. Los ritmos musicales no son obra de Dios amable oyente.
Son obra de seres humanos. Algunos ritmos musicales como el rock por ejemplo, producen efectos nocivos en el ser humano. Esto es ampliamente conocido y científicamente comprobado. Mal podría Dios ser el autor de este ritmo musical. Mal podríamos decir también que todos los ritmos han sido creados para la gloria de Dios.
Segundo, la música debe estar basada en la verdad. No es cuestión de cantar cualquier cosa. Es cuestión de dar a la Biblia el lugar central en la letra de las canciones. No está bien cantar cosas claramente opuestas a algo que declara la Biblia.
Tercero, la música debe edificar. Edificar es construir. La buena música cristiana construye. Al evaluar la música se debe preguntar: ¿Edifica? ¿Construye? ¿Destruye? ¿Erosiona verdades bíblicas? La música cristiana debe ser una herramienta para promover el desarrollo del carácter cristiano, no una fuente de tentación que nos lleva a adoptar la conducta del mundo.
Cuarto, la música cristiana no debe ser piedra de tropiezo. El apóstol Pablo aconseja no hacer nada que pudiera ofender o ser una piedra de tropiezo. Gran parte de la música cristiana contemporánea ofende muchísimo a algunas personas y es piedra de tropiezo para otras. Vivimos en una época en la cual multitudes acuden a los denominados conciertos o festivales de música cristiana. Los escenarios, la iluminación, la conducta de los espectadores no se diferencia en absoluto de los mega conciertos seculares realizados por los artistas de moda en el mundo de la farándula. Los artistas cristianos en esos conciertos, porque eso es en la realidad lo que son, se consideran como estrellas, algunos como estrellas de rock, y no como siervos de Dios cuyo único deseo es glorificar a Cristo.
Por último, la música cristiana no debe ser para beneficio personal. El diario secular Wall Street hizo una punzante observación en un artículo publicado el 23 de Abril de 1999. Habló de los alcances de la comercialización de la música cristiana contemporánea y la total falta de claridad en el mensaje de muchos de los músicos cristianos destacados de la actualidad. Muchas bandas de músicos cristianos se han visto obligados a suavizar el mensaje en sus canciones para hacer más vendible su producto. El interés de glorificar a Dios por medio de la música cristiana ha pasado a un segundo o tercer plano, porque lo más importante es cuántos millones de dólares ha generado la venta de tal o cual canción cristiana.
Así que amable oyente, aplique estos principios a la duda que tiene en cuanto a si la música con ritmo de hip-hop o reggeton o cualquier otro ritmo del mundo, agrada a Dios y si hace una evaluación honesta llegará a la conclusión a la que muchos hemos llegado en el sentido que no vale la pena tomar lo que divierte al mundo, para ponerle un membrete de cristiano.