En Mateo 16:13 Jesús se auto define como el Hijo del Hombre. Pero Salmo 146:3 dice que no se debe confiar en hijo de hombre. ¿Cómo puede ser esto?
Permítame explicarle cómo puede ser. Para eso demos lectura al pasaje que se encuentra en Mateo 16:13-16 donde dice: «Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.»
Interesante episodio. Jesús pregunta a los discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Hijo del Hombre es el título que más frecuentemente usó Jesús cuando hablaba de sí mismo.
Este título tiene sus raíces en la profecía de Daniel 7:13-14 cuando el Anciano de Días, Dios el Padre da al hijo de hombre dominio, gloria y reino que nunca pasará. El hijo de hombre no es otro sino el Mesías, el Cristo.
La gente tenía su propia opinión de Jesús. Unos decían: Es Juan el Bautista. Otros: Elías. Otros: Jeremías. Otros: alguno de los profetas. Pero nadie acertó en su opinión. Solamente uno, Pedro dijo lo que Jesús era en realidad: Tú res el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
De modo que. El Hijo del Hombre, con mayúscula, es el título del Cristo, del Mesías, del Dios hecho hombre, Jesucristo. No se refiere de ninguna manera a un hombre común y corriente.
Dicho esto, veamos ahora lo que nos dice Salmo 146:3 donde leemos: «No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación.»
El salmo 146 contrasta la perfección, poder y sabiduría de Dios con la imperfección, debilidad y necedad del hombre. Por eso es que el salmista exhorta a todos a confiar en Dios y a no confiar en el hombre. Ni siquiera en los hombres poderosos de la tierra vale la pena confiar.
Cuando el salmista habla de hijo de hombre, se está refiriendo a un ser humano, por más ilustre o poderoso que sea.
Jeremías 17:5 dice: «Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.»
Es una necedad dejar de confiar en Jehová y comenzar a confiar en hombres aunque sean famosos o importantes. Esto es lo que dice este texto.
De modo que, cuando en Mateo 16:13 se habla del Hijo del Hombre, está en mayúsculas dando a entender que no se trata de un hombre común y corriente sino de Dios en forma humana, el Cristo, el Mesías. Debemos confiar en él.
En cambio cuando en Salmo 146:3 se habla de hijo de hombre, está en minúsculas, dando a entender que se trata de cualquier ser humano. No debemos confiar en él.