Jeremías 31:34 dice que Dios perdonará la maldad y no se acordará más del pecado. Sin embargo, Eclesiastés 12:14 dice que Dios traerá toda obra a juicio. ¿Cómo me explica esta aparente contradicción?
Vamos a leer el texto que se encuentra en Jeremías 31:34, pero con la finalidad de tomar en cuenta el contexto leeremos desde el versículo 31. Dice así: «He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.»
Lo que tenemos aquí es una profecía acerca lo que vendrá en el futuro cuando Jehová haga un nuevo pacto con Israel y Judá, no como el pacto de la Ley, sino un pacto de gracia. Los beneficios para los que estén amparados por este nuevo pacto son fabulosos. Jehová pondrá su ley en sus mentes y la escribirá en sus corazones. Jehová será para ellos el único Dios y ellos serán para Jehová su único pueblo. No hará falta que alguno enseñe a su prójimo o a su hermano, porque todos conocerán a Jehová, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande y Jehová perdonará la maldad de su pueblo y no se acordará más de su pecado.
Grandiosos beneficios, pero note que estos beneficios no son para todo ser humano en general, sino solo para aquellos que estén amparados por este nuevo pacto. Dios ha hecho este nuevo pacto teniendo en cuenta principalmente a Israel y Judá. Este es un pacto incondicional. Se nota lo que Dios hará más no lo que el hombre hará. Jesús es el Mediador del nuevo pacto, porque es por medio de él que se logran sus beneficios.
El nuevo pacto fue ratificado por su sangre derramada en la cruz del calvario. Según Lucas 22:20, cuando Jesús tomó la copa dijo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.
Este nuevo pacto no se hará efectivo en Israel como nación sino hasta la segunda venida de Cristo, mientras tanto, los beneficios espirituales del nuevo pacto pertenecen a todos los que por fe hemos recibido a Cristo como Salvador, no importa si se trata de judíos o gentiles.
Nuestra obediencia a Dios está motivada por la gracia mas no por la ley, Jehová es nuestro Dios y nosotros somos su pueblo, Dios ha perdonado nuestra maldad y nunca más se acordará de nuestros pecados.
Así que, efectivamente, para los que por la fe hemos entrado a los vínculos del nuevo pacto, Dios nos garantiza que perdonará nuestra maldad y nunca más se acordará de nuestros pecados. Esto es algo maravilloso.
Ahora consideremos el texto en Eclesiastés 12:14 donde leemos: «Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.»
Este, es un principio fundamental e inquebrantable de los tratos de Dios con el hombre. Todo lo que el hombre hace, es juzgado por Dios, no importa si se lo ha hecho encubiertamente o a la luz pública. En el caso de los creyentes, de los que por la fe en Cristo como Salvador estamos dentro de los vínculos del nuevo pacto, Dios ha juzgado ya nuestro pecado. Fuimos hallados culpables, como cualquier otro pecador.
Pero hubo una víctima inocente que se ofreció voluntariamente a tomar nuestro lugar para recibir el castigo que nosotros merecíamos por el pecado. Cuando creímos en él y le recibimos como Salvador, quedamos libres de ser condenados por nuestro pecado.
Recuerde que uno de los beneficios del nuevo pacto es que Dios perdonó nuestra maldad y se olvidó de nuestro pecado. Esto sin embargo, no significa que podemos vivir como queramos haciendo el mal que queramos por el hecho que ya hemos sido perdonados por Dios. Recuerde que Dios traerá toda obra a juicio.
Las obras de los creyentes serán por tanto evaluadas en lo que se llama el tribunal de Cristo. Resultado de esa evaluación, los creyentes recibiremos recompensas o perderemos recompensas.
En el caso de los incrédulos, la situación es totalmente diferente. Como ellos no están dentro de los vínculos del nuevo pacto. Dios no perdonará su maldad y Dios no se olvidará jamás de su pecado. Por esto los incrédulos están condenados a una eternidad de tormento en fuego.
De modo que, Dios en verdad perdonará la maldad y olvidará el pecado, pero de los creyentes. Para los incrédulos la situación es trágica. Dios nunca perdonará su maldad y nunca olvidará su pecado. Recibirán el castigo por sus obras malas. Su condenación eterna es segura.