Quisiera que me aconseje sobre mi relación con mi esposa. Ella es una buena persona, nació en un matrimonio cristiano y toda su vida, hasta antes de casarnos asistía a una iglesia cristiana en la cual era muy dedicada. Yo era en ese tiempo católico. Cuando nos casamos, mi esposa dejó de ir a la iglesia cristiana por algo así como 10 años. Ahora tenemos como un año de ir juntos a una iglesia cristiana y tanto nosotros como nuestros hijos estamos contentos de participar en la escuela dominical. Sin embargo mi esposa es muy propensa a enojarse por cualquier motivo. Parece que ha perdido la fe en Dios durante los casi 10 años que dejó de ir a la iglesia cristiana. ¿Qué puedo hacer para que ella vuelva a confiar totalmente en Dios?
Tengo al menos un par de inquietudes sobre su consulta.
La primera es esta: ¿Es Ud. creyente? Recuerde que asistir a una iglesia cristiana no le hace a Ud. automáticamente creyente. Le felicito por estar asistiendo a una iglesia evangélica y por estar contento en esa iglesia.
Pero ¿Es Ud. creyente? ¿Ha recibido a Cristo como Salvador? Quiera Dios que lo haya hecho. Si no, gracias a Dios que todavía no es tarde para Ud. Hoy mismo Ud. podría hablar con Dios y reconocer que Ud. es un pecado porque así lo dice la Biblia y reconocer que está separado de Dios a causa del pecado y reconocer que Cristo murió en su lugar para pagar lo que Ud. debe a Dios a causa de su pecado y reconocer que la única forma de ser creyente, de ser un hijo de Dios es por medio de recibir a Cristo como su Salvador.
Mi segunda inquietud es ésta: ¿Es su esposa cristiana? Así como una persona no se convierte automáticamente en caballo por el solo hecho de nacer en un establo, una persona no se convierte automáticamente en un cristiano por el solo hecho de nacer en un hogar cristiano.
Para ser cristiana su esposa necesitaba haber recibido a Cristo como su Salvador personal.
Yo conozco a cantidad de personas que asisten regularmente a los cultos de la iglesia evangélica y están muy involucrados en las actividades de la iglesia, pero que no son cristianos, porque nunca jamás han confiado en Cristo como su Salvador personal.
Por tanto, yo le sugiero que algún momento oportuno se siente Ud. a solas con su esposa y francamente le haga esta pregunta: Querida, ¿A dónde irás cuando mueras? Si su esposa comienza a dudar y no atina una respuesta clara y contundente en el sentido que cuando muera inmediatamente irá al cielo porque ha recibido a Cristo como su Salvador, entonces Ud. sabrá que su esposa no es creyente.
Lo que es necesario hacer en este caso es compartir con ella el mensaje del Evangelio con la esperanza de que ella reciba a Cristo como Salvador. Perdone que exprese mis dudas sobre la salvación de su esposa. Mis dudas parten del hecho de que su esposa, siendo aparentemente creyente, desobedeció a Dios casándose con Ud. quien en ese momento, hasta donde yo entiendo, no era creyente.
La Biblia enseña que un creyente no debe tener una relación de enamoramiento con un no creyente, peor casarse con un no creyente. Cuando alguien que se dice ser creyente, sabiendo este mandato de Dios, desobedece en franca y abierta rebeldía hacia Dios, a mi me deja una seria duda en cuanto a su salvación.
Concediendo el beneficio de la duda, voy a asumir que tanto su esposa como Ud. son creyentes. Su preocupación es por una falta de madurez cristiana en su esposa para afrontar contingencias de la vida. Sobre esto, me gustaría sugerir dos acciones muy puntuales.
Primero, procure Ud. vivir en el temor de Dios y en obediencia a la palabra de Dios. No descuide su comunión personal con el Señor. Lea, estudie, medite, memorice la palabra de Dios, ore al Señor en todo momento.
Después no olvide que Ud. como esposo debe amar a su esposa independientemente de como ella le trate o independientemente de lo que ella haga o deje de hacer. Su amor a ella no debe estar condicionado de ninguna manera. Ud. es la cabeza de su esposa. Esto significa que Ud. debe dar dirección a su esposa. Ud. debe proveer para su esposa. Ud. debe sacrificarse por su esposa. Ud. debe tratar a su esposa como a un vaso frágil.
Su testimonio intachable en su hogar será un mensaje muy claro de lo que Dios puede hacer para cambiar a una persona.
Segundo, invierta tiempo en estudiar la palabra de Dios y comparta lo que ha aprendido con su esposa y con sus hijos. La Biblia dice que la fe es por el oír y el oír por la palabra de Dios. Si Ud. quiere fortalecer la fe de su esposa, es vital que Ud. enseñe la palabra de Dios a su esposa.
Quizá Ud. me dirá que Ud. no sabe mucho de la palabra de Dios para enseñar a su esposa. La solución para su problema es sencilla. Estudie la palabra de Dios. Solicite ayuda a los pastores de la iglesia y lo poco o mucho que aprenda compártalo con su esposa.
Tercero, busque formas de involucrar a toda la familia en la iglesia. Sin forzar ni obligar, haga de la iglesia el centro del contacto social de su familia. Invite a personas de la iglesia a su casa. Visite a personas de la iglesia con su familia. Participe en todas las reuniones de la iglesia con toda la familia. Recuerde que está tratando de recuperar el tiempo que ha perdido durante los 10 años que su esposa se ha desvinculado de la iglesia.
Cuarto, si existen cosas en el pasado que ofendieron a Dios, es necesario reconocerlas, confesarlas a Dios y apartarnos de ellas. Si existe algo que debilita la fe de una persona, la fe de una familia es el pecado.
Puede ser que en su hogar exista odio, rencor, orgullo, infidelidad, violencia, etc. De ser este el caso, como familia oren a Dios pidiendo perdón a Dios por el pecado y pidiendo perdón a las personas que resultaron afectadas con el pecado. Es necesario curar cualquier herida que haya habido en el pasado.
Espero que estas ideas en la práctica sean al menos un comienzo para fortalecer la fe de su esposa.