Deseo que mi esposa se convierta de corazón a Cristo. Gracias al Señor, yo tengo tres años de leerle la Biblia y siempre busco enseñarle algo, pero a veces se me hace tan difícil, porque las costumbres de ella son tan distintas a lo que le agrada a Dios y rechaza algunas cosas de las Santas Escrituras. Deseo que me ayuden a tener paciencia y saber cómo enseñarle de Dios.
Su esposa no es creyente y por tres años, Ud. ha estado tratando de enseñarle la Biblia con miras a que su esposa se convierta de corazón. Hasta ahora no ha tenido éxito porque aparentemente su esposa está muy apegada a sus tradiciones religiosas y rechaza algunas cosas que dice la palabra de Dios. Nos pide ayuda sobre cómo tener paciencia para guiar a su esposa a Cristo.
Me gustaría comenzar por felicitarle por su deseo de ver a su esposa viniendo al pie del Calvario para recibir a Cristo como su Salvador. Por ahora Ud. no ha visto todavía este milagro, porque es un milagro que cualquier persona pase de muerte a vida al confiar en Cristo como Salvador.
La paciencia que tanto Ud. necesita debe surgir del hecho de confiar en el Señor en el sentido que cuando sea el tiempo del Señor, Él va a llevar a la salvación a su esposa.
La salvación es un asunto privado entre una persona y Dios. Ud. puede ser el canal para que su esposa escuche el mensaje de Salvación en Cristo, pero Ud. no es el que va a convertir a su esposa. De modo que no se sienta culpable porque su esposa todavía tarda en recibir a Cristo como Salvador. Me gustaría recomendarle algunas acciones que podrían ayudarle a esperar con paciencia la salvación de su esposa.
Primero, ore con fervor. La palabra de Dios dice que la oración del justo puede mucho. Con toda la fe que pueda, pida a Dios que en su gracia traiga a la salvación a su esposa. La voluntad de Dios es que ningún pecador perezca sino que todos procedan al arrepentimiento. Pida a Dios entonces que Él traiga a la salvación a su amada esposa. Si considera pertinente y así le guía el Señor, ayune y ore por este asunto. No se desanime si no ve resultados inmediatos. A veces Dios nos hace esperar para enseñarnos a depender de él.
Segundo, viva en la práctica lo que Ud. sabe en la teoría. Esto significa que mantenga un buen testimonio en su hogar en general y hacia su esposa en particular. La Biblia enseña que Ud. debe amar a su esposa sin importar lo que ella piense de Ud. y de lo que Ud. cree.
No manipule a su esposa. No le diga cosas como por ejemplo: Si tú entregaras al Señor, yo te amaría más o yo te daría esto o aquello. Provea para su esposa, respete a su esposa. Trate a su esposa como a vaso frágil. Todo esto hará que su esposa vea en Ud. una persona diferente y eventualmente, ella también deseará experimentar el mismo cambio.
La Biblia aconseja a las mujeres creyentes que tengan buen testimonio delante de sus maridos incrédulos para que eventualmente esos maridos incrédulos lleguen a conocer a Cristo como Salvador viendo la conducta de ellas.
1ª Pedro 3:1 dice: «Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas.»
Lo mismo podría darse en el caso inverso. Es decir que un marido creyente debe tener un buen testimonio delante de su esposa incrédula, para que eventualmente esa esposa incrédula, llegue a conocer a Cristo como Salvador al mirar la conducta de su esposo creyente. Más es cuestión de actuar que de hablar.
Tercero, le recomiendo que con mucho tino comparta el evangelio con su esposa incrédula. Su esposa lamentablemente está muerta espiritualmente. De modo que no espere que ella aprenda la Biblia como si fuera creyente o que actúe como una esposa creyente. Ella es un árbol malo que no puede dar un fruto bueno. Primero tiene que llegar a ser buen árbol para luego producir fruto bueno. La Biblia enseña que las cosas espirituales son locura para los incrédulos. Ellos no lo pueden entender. No pretenda que su esposa asimile la Biblia como si fuera creyente. Limítese a compartir el evangelio de la forma más cariñosa y amable posible.
Cuarto, no fuerce a su esposa a asistir con Ud. a los cultos o a las reuniones de la iglesia o a orar o a cantar himnos, etc. Esta actitud lo único que producirá es mayor rebeldía en su esposa.
Espero que estas ideas le sean de alguna ayuda.