Job 42:7 Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras a Job, Jehová dijo a Elifaz temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job.
Esto es interesante para mí, porque nunca me di cuenta que cuando emitimos un juicio sobre otras personas asumiendo que eso es lo que Dios dice, también estamos juzgando a Dios porque pensamos que Él tomaría una acción como la nuestra o diría las cosas que nosotros decimos. Una vez escuché a un hombre decir a un estudiante de seminario: “tú nunca vas a servir a Dios, yo sé que Dios no te usará”, para gozo de uno y vergüenza de otro, hoy sirvo junto a ese estudiante que dijeron que no sería útil y recuerdo con pena al que juzgo mal a Dios mismo.
A veces nos colocamos en el lugar de Dios y decimos cosas o tomamos decisiones pensado que Él haría eso, ¿no te parece que eso es juzgar a Dios mismo?. Creo que nuestras iglesias se llenan de jueces en nombre de Dios y no en hermanos tiernos que sufren con el dolido y sobrellevan las cargas de los demás. Sólo quiero dejar en claro que esto enciende la ira de Dios. Tómate un café con Dios y ponte de acuerdo con Él y habla lo coherente a su justicia.
¿Te han juzgado?
¿Notaste que juzgaron también a Dios?
¿Estás tomando el papel de juez?