Una de las cosas que más desanima es mirarse a uno mismo; los que tal vez hemos pasado por momentos depresivos sabemos que cuando ves tu condición, tu vida, tus oportunidades y tus fuerzas lo único que logras es deprimirte más.
Los especialistas recomiendan que si estás deprimido debes hacer cosas en favor de otros y pensar en los demás para evitar justamente encerrarte más en ti.
Cuando estás de buen ánimo y ves tus oportunidades y habilidades te anima a esforzarte más, pero si estás bajoneado, la verdad no te ayuda mucho.
El pueblo de Israel comenzó a ver los escombros, los restos del pasado, vio lo que aún faltaba por hacer, el mucho esfuerzo que demandaba todo esto y como estaba con fuerzas agotadas se desanimó.
El mayor enemigo de la obra muchas veces está dentro de nosotros mismos. El escarnio, la crítica y las amenazas no detuvieron la obra, pero el desánimo sí; cuídate de ti mismo.
Por eso es necesario encontrar fortaleza en Dios quien borró los escombros de tus pecados pasados, quien te dio un nuevo futuro y la oportunidad de contar con su espíritu para seguir adelante.
Tómate un café con Él y recarga tus fuerzas.
¿Hay escombros del desastre pasado de tu vida a tu alrededor?
¿Miras cada tanto para atrás y te desanima?
Mira atrás sólo para recordar de dónde te sacó Dios.