Si vives en una ciudad, no siempre podrás disfrutar de un cielo estrellado. Pero si vives en las afueras, la luz de las estrellas puede cautivar a cualquier espectador que simplemente levanta la mirada en una noche despejada.

Un día Dios le hizo levantar la vista a Abram. Casi todas las religiones reconocen a este hombre como el padre de la fe y fue una noche estrellada la que selló la promesa por parte de Dios de que sería padre y padre de generaciones.

Todo un pueblo encontró identidad después de Abram luego de esta noche de estrellas. Lo cierto es que lo que Dios estaba dándole a este hombre fiel, era una visión. Mira al cielo, cuenta las estrellas.

No creo que las haya podido contar, pero estoy seguro que con solo mirarlas cambió su perspectiva. Él le creyó a Dios y al poco tiempo disfrutaba de su descendencia

Yo no sé si tu cielo esta estrellado o no, pero si miras un poco más allá de lo que ves, tu visión será ampliada. Todo lo que haces puede ser transformado para bien si levantas los ojos y miras.

Hay momentos en los que Dios necesita sacarte de tu realidad y ubicarte allí debajo de Su cielo de promesas para que te des cuenta que todas ellas están ahí para ti. A tu alcance. Tu familia, tu trabajo, tus amistades, tu matrimonio y todos los espacios personales en los que te muevas pueden cambiar de significado si los miras con los ojos del cielo.

Para esto debes animarte a salir de tu lugar como hizo Abram. El salió afuera. Cambió de posición. Y no me refiero simplemente a lo físico sino al plano espiritual y emocional. Salir afuera es cambiar el enfoque. Mirar tu realidad, pero atravesada con sus promesas.

PARA PENSAR:

Visión sin acción es un sueño. Acción sin visión es impulso. Acción con visión hace la diferencia.