No hay nada que ejerza tanta influencia en nuestro pensamiento como los medios de comunicación. Desde estos medios se esparce una filosofía de vida secularizada donde el hombre y sus conquistas son las propuestas principales. Esta filosofía humanista sostiene que el hombre es quien fija su propio destino sin detenerse a considerar la opinión de nadie, (ni de Dios). En esta concepción de la vida el ser humano es el artífice de su propio destino.

Entonces, todo es relativo. Nada es absoluto, no hay punto de referencia. Así vivimos sumergidos en este relativismo moral donde a lo bueno se le llama malo y a lo malo, bueno. Las pantallas de televisión, computadores y celulares, lanzan información en miles de voces que son oídas por miles de millones de personas en todo el mundo que avanzan por la vida confundidas por lo que oyen. Las antenas de comunicaciones, son las “Torre de Babel” modernas construidas para desafiar la existencia de Dios.

Este enfoque secular que lo relativiza todo nos debe poner alertas porque pululan innumerables ideas humanistas a nuestro alrededor. Muchas de estas informaciones distorsionadas nos llegan en formato subliminal. Los propagandistas se han dado cuenta que la parte consciente de la mente del ser humano ofrece resistencia a lo que se le transmite. Se procesa, se analiza y se decide, pero la parte subconsciente es como una ciudad sin murallas fácilmente abordable.

Cuando estos conceptos logran entrar y tomar el control, tenemos la batalla perdida. Es así como hemos cedido el timón de nuestra nave al artífice del mal. Satanás desea tu mente y posee armas de destrucción masiva ejecutadas desde los medios masivos de comunicación. Sólo una relación personal con Quien te dio la vida: Tu Creador, Su sabiduría por el Espíritu Santo, y la mente de Cristo gobernándote, pueden librarte de ser otra víctima más de esta influencia diabólica. ¡Cuidado! Vivimos nadando en la mentira, pero si la verdad dirige tu barca serás libre y llegarás a puerto sano y salvo.

Pensamiento del día:

Podemos defendernos a nivel consciente, pero las incitaciones al consumismo están dirigidas desde la T.V. a nuestros indefensos subconscientes.