La parábola del hijo pródigo relatada por el mismo Jesús en el capítulo 15 del evangelio de Lucas es una fuente inagotable de lecciones de vida. Seguramente conozcas la historia.

Un padre amoroso, un hijo menor rebelde que se aleja del hogar sólo para volver arrepentido meses más tarde, y un hijo mayor que, al ver que el padre perdona y recibe con una fiesta a su hermano, deja ver su corazón envidioso e interesado.

El versículo 17 descubre el punto más bajo de este rebelde muchacho al decir: “Por fin recapacitó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra, y yo aquí me muero de hambre! Tengo que volver a mi padre.” ¡Y volvió! Pero lo triste es que culmina esta historia y no se dice que el otro, el mayor, también haya recapacitado. Porque él también estaba lejos.

Vivía en la casa del padre, sí, pero su corazón no estaba con el padre de la casa. Se enojó: “¡Fíjate cuántos años te he servido sin desobedecer jamás tus órdenes, y ni un cabrito me has dado para celebrar una fiesta con mis amigos! ¡Pero ahora llega ese hijo tuyo, que ha despilfarrado tu fortuna con prostitutas, y tú mandas matar en su honor el ternero más gordo!” ¿A qué te suena esto? Bueno, para mí está más que claro: Celos, legalismo, egoísmo.

También él debería haber recapacitado y haberle pedido perdón al padre y sumarse a la fiesta de gracia. Pero no, acaba la parábola con una fiesta, el padre y el hijo menor dentro, y el hijo mayor fuera. Nunca quiso entrar, nunca volvió en sí. Es que es más fácil volver en sí del fracaso que del orgullo. A medida que avanzo en esta vida más observo que el principal flagelo que sufre el corazón humano es el orgullo.

Por algo fue la principal causa de la caída de Lucifer en la eternidad pasada, la principal causa de la caída del primer hombre en el Edén, y pasó a todos los hombres y mujeres hasta nuestros días. ¿También te pasa a ti? ¡Cuidado! Vuelve en sí, acepta Su perdón, no te quedes fuera de la fiesta. (Afuera hace frío, mucho frío). 

Aprende a nacer de nuevo en el Señor 

Pensamiento del día:

Es más fácil volver en sí del fracaso que del orgullo.