¡Cuándo entenderá el hombre que existe un fino equilibrio dentro de este perfecto ecosistema en el que vive que no puede alterarse sin sufrir las consecuencias!!! En sur África se llevó a cabo una campaña para librarse de la “detestable” plaga de hipopótamos que atascaban los ríos y perjudicaba la pesca.

En cumplimiento de esta consigna, dieron muerte a centenares de hipopótamos en cuestión de semanas. Más tarde, demasiado tarde, se dieron cuenta de que el hipopótamo es muy valioso ya que su andar en grandes grupos por el río, lo drena y remueve así la basura de su cauce para que la corriente fluya normalmente. Al cabo de un tiempo sin hipopótamos, se formaron diques naturales que hicieron desbordar al río por sus orillas formando riadas alternas que con las crecidas inundaban las ciudades linderas. Estas inundaciones hicieron que prolifere cierta especie de caracoles acuáticos que esparcieron una enfermedad debilitante llamada esquistosomiasis que llegó a ser un riesgo para la salud pública. ¡No! No se puede actuar arbitrariamente y sin conciencia sobre algo que nos fue prestado.

Este mundo que habitamos no es nuestro, es un préstamo hecho por Dios, su creador. Él lo hizo y por lo tanto le pertenece. ¿Por qué entonces el hombre se toma semejantes atribuciones sin tener en cuenta a Dios? Dice el Creador en la Biblia que toda la naturaleza gime, al unísono eleva un canto de queja y protesta por el maltrato recibido y sólo le consuela la esperanza de que un día, Dios, su creador, por medio de su Hijo Jesucristo la saneará, restaurará y demostrará al mundo, durante un lapso de 1000 años, como usarla sin dañar su ecosistema. Al igual que este mundo, la vida que tienes también es un préstamo y tendrás que dar cuenta a Dios por la manera que la has usado y por las decisiones que hallas tomado. Él es tu creador y es muy sabio acordarse de Él antes de que se a tarde, muy tarde.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

SOMOS ADMINISTRADORES DE ESTA CREACIÓN DIVINA Y UN DÍA DAREMOS CUENTA ANTE SU DUEÑO.