En pocas ocasiones la memoria colectiva de los pueblos muestra tamaño acuerdo a la hora de juzgar el papel histórico de un personaje como en el caso de Adolf Hitler. Sobre él se han escrito cientos de miles de páginas, y su figura se asimila a la de un dictador asesino responsable de la muerte de millones de personas y encarnación de los más bajos y deplorables instintos humanos.

Hitler llevó a su país a la guerra más devastadora nunca conocida, practicando además una política de exterminio y barbarie contra todos aquellos grupos o individuos que la abyecta ideología que representaba, tuviera por diferentes y, por ende, inferiores. Este personaje nació en una ciudad fronteriza de la Austria bávara. Hijo de un agente de aduanas, Alois, que, en virtud de su ocupación, obligaba a su familia a mudarse varias veces de residencia, siempre en pequeñas localidades rurales. Su padre era hijo de la soltera María Anna Schikelgruber, tomando prestado el apellido Hitler de un pariente por considerarlo más honroso.

El hecho de que su padre proviniera de una unión ilegítima entre su abuela y un desconocido, perturbó siempre los pensamientos de Hitler, ante la posibilidad de tener ascendientes judíos. Durante su infancia, se educa en pequeñas escuelas de pueblo, hasta que pasa a la escuela de Artes y Oficios de Linz. Su infancia distó mucho de ser feliz, siendo objeto de frecuentes palizas por parte de su padre, sólo en parte compensadas por el cariño que su madre, Klara Pölz, le profesaba.

Así que tenemos en la historia el producto de una abuela racista, un padre violento, y un niño resentido y dominado por el pecado reinante en cada ser humano. Una alerta para las familias de hoy que crían a sus hijos a veces sin importarles la semilla que están sembrando en ellos, sin calcular el costo del producto final que pueden formar. Sólo la presencia de Dios en el seno familiar de nuestra sociedad y la de Jesús habitando por la fe en nuestros corazones puede garantizar una próxima historia sin hombres como Hitler.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

LAS FAMILIAS SON LOS MOLDES DONDE SE FORJAN LOS HOMBRES.