Una de las leyendas que aparece en la pantalla de nuestro computador varias veces al día, y a la que hemos tenido que acostumbrarnos, es la que dice: “Tenga paciencia. Esta operación tardará algunos minutos”. Parece fácil, pero demanda de un ejercicio personal. La paciencia es totalmente ajena a la naturaleza humana. Más bien, es una manifestación sobrenatural de la presencia divina en nuestro ser. Nadie nace siendo paciente. Pregúntale a un bebé de meses, desesperado por su dosis de leche materna. ¿Espera pacientemente o más bien satura los tímpanos de los que habitan esa casa, con decibeles antes desconocidos de alaridos humanos?

La paciencia, es fruto del obrar del Espíritu de Dios en nuestras vidas, porque el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, PACIENCIA.

A menudo tenemos prisa. Pero Dios no. Es posible que te sientas fracasado con el proceso aparentemente lento que estás experimentando. Una de las frustraciones de la vida es que el programa de Dios es raramente igual al nuestro. ¿Sabes? Dios nunca anda de prisa, pero siempre llega a tiempo. Él usará toda tu vida preparándote para tu papel en la eternidad. Él se tomó 14.600 días en preparar a Moisés para la obra que deseaba que cumpliese. Vivimos en el siglo de lo instantáneo: café instantáneo, dinero en minutos, comunicación satelital en segundos. Pero la madurez es un proceso que lleva tiempo y paciencia. Dios tarda 70 años en formar un roble, pero una noche basta para formar un hongo. Depende de lo que desees ser en la vida.

Las almas grandes crecen y se forman atravesando luchas, tormentas y tiempos de sufrimiento. Santiago aconseja: “Si se ejercitan en la paciencia serán completos, aptos para enfrentarse a cualquier circunstancia adversa que se les presente”.
Recuerda cuánto has progresado, no únicamente cuánto te falta. Descubre el recurso divino de su Espíritu que te capacita para ser paciente. Hay capítulos de tu vida todavía por completarse. Ya llegarán. Recuerda que con perseverancia el caracol llegó al arca… y al final se salvó.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

No estarás aún donde quieres estar, pero tampoco estás donde estabas ayer. Sigue progresando.