Una de las premisas de Jesús más difíciles de asimilar es la expuesta en el evangelio de Mateo capítulo cinco: «Ustedes saben que se ha dicho desde siempre: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pero ahora yo les digo: no te pongas en contra de una persona mala. Mejor, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, deja que te pegue en la otra… Se dice por ahí: ‘Ama a tus amigos pero odia a tus enemigos’.

Pero ahora yo les digo que amen a sus enemigos y pidan en sus oraciones por los que los persiguen. Él hace que el sol salga tanto para los malos como para los buenos. (Y como hijos, ustedes deben imitar a su Padre)… Si ustedes solamente aman a quienes los aman, ¿creen que merecen alguna recompensa por eso? Incluso los cobradores de impuestos aman a sus amigos. Y si ustedes sólo son buena gente con sus amigos, ¿creen que están haciendo algo fuera de lo común? Hasta los que no están con Dios, son buena gente con sus amigos. Por esto, ustedes deben ser perfectos como su Padre que está en el cielo.»

¿Ofrecer la otra mejilla al que me está golpeando en una?… ¡Ridículo! NO. En esta generación, no. Imposible. Le podré ofrecer la otra, pero solo tengo dos. Te lo advierto…

Mira, no es que Jesús esté a favor del abuso, de los avasalladores, ni de la sumisión incondicional a todo tipo de maltrato físico, psicológico o verbal. Para nada. Pero la violencia engendra violencia, y la verdad es que el que da el golpe es el lastimado y perjudicado más que el que lo recibe. El que hiere se hiere a sí mismo, porque el odio, la ira, el rencor y la envidia carcomen el alma, como el ácido al metal. Usa los medios a tu alcance para defenderte. La ley, tu enojo firme (pero sin pecar), un mediador, y si el conflicto persiste, encomienda tu alma al Fiel Creador. ¡Él es tu Guardián Protector!

Pensamiento del día:

Un golpe lastima más al que lo da que al que lo recibe.