Muchos conciben el concepto de la voluntad de Dios para sus vidas como evasiva, extraña, incomprensible y enigmática. Se devanan literalmente los sesos y pierden el sueño pensando en qué será lo que Dios tiene para el futuro. ¿Con quién me casaré? ¿Seré pastor, empresario, misionero o simple miembro de iglesia? ¿Lograré, algún día, acabar mis estudios terciarios? ¿Seré una persona influyente en la sociedad?… Quizás el problema principal en discernir Su voluntad sea que no estamos dispuestos a cumplirla.

En un sentido, todo aquel que desee sinceramente y de corazón “hacer la voluntad de Dios” sabe, en lo más recóndito de su ser, que implicará renunciar, ceder muchas veces, (la mayoría de ellas), entregar cosas valiosas y abandonar hábitos, costumbres, actividades, gustos y deseos que albergamos en nuestro corazón. Y también sabemos, en ese mismo lugar recóndito, que no estamos listos todavía para semejante precio. No queremos pagar el costo. Decimos que queremos cumplir Su Voluntad pero sin correr riesgos ni sacrificios extremos. Intentamos encontrar la voluntad de Dios en el sector de ofertas y allí nunca la encontraremos, de allí nuestra dificultad. Somos propensos a seleccionar las cosas que aceptamos hacer y optamos por no hacer las que nos cuestan trabajo, las que nos son inconvenientes o que perturban nuestros patrones de vida.

Y Dios dice: “Así esto no funciona”. Entonces no digamos que Él es difícil de comprender, seamos sinceros y digamos que nosotros somos difíciles para obedecer.

Jesús dijo: “He aquí estoy dispuesto a ir pronto, como estaba profetizado en el rollo del libro acerca de mí. El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, porque tengo tu ley en medio de mi corazón”. (Salmo 40:7-8). No estaba regateando, probando si esa voluntad del Padre se acomodaba a sus pretensiones. ¡No! La aceptó tal y cual era. Combo completo. Cruz, clavos, entrega, renuncia, sangre, espinas, látigo y traición. Amigo, Su voluntad está tan claramente revelada en su Palabra como el agua de un río cristalino. No la ensucies con tus caprichos.

Pensamiento del día:

Intentamos encontrar la voluntad de Dios en el sector de ofertas y allí nunca la descubriremos.