La primer carta de las siete de Apocalipsis capítulos 1 y 2 está dirigida a la iglesia de Éfeso.
El reclamo principal que Jesús, el Autor de esta breve carta, presenta es que Él la tenía a ella pero ella, la iglesia, no lo tenía a Él. Él andaba en medio de ella (1:1) sin embargo ella lo había hecho a un lado y otro ocupaba su lugar. El nombre de esta iglesia y de la ciudad en la que existía significa “Deseable”, y aunque ella conservaba cierta postura infiel Él igual la seguía amando y la deseaba. Y el que andaba en medio de ella sabía lo que le faltaba, de ahí la reprensión. Era una iglesia que tenía obras, trabajo y paciencia, pero sin amor. El mismo Jesús había dicho: “Ninguno puede servir a dos señores, porque amará a uno y odiará al otro.” Mira, si quieres abandonar tu primer amor, simplemente comienza a adoptar un segundo amor, sólo será cuestión de tiempo. Para el mundo eran vidas exitosas, para Cristo un fracaso. Es que el trabajo no es sustituto del amor. Martha de Bethania se hubiera sentido cómoda en esta congregación. La reprensión hecha por el Señor en su propia casa le hubiera caído muy bien a los efesios: “Sólo una cosa es necesaria”. El versículo cinco de esta corta carta aconseja a apelar a la memoria: “Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete”. No se cae en pecado, como decimos livianamente por ahí, se cae por pecado. Ese pecado que me seduce, me atrae, me engaña y, cuando me doy cuenta ya estoy en caída libre hasta el fondo del pozo. En realidad vamos hacia el pecado, seamos sinceros. Cuando retrocedas el camino mal andado y vuelvas a reencontrarte con tu primer amor, entonces y solamente entonces volverás a hacer las primeras obras. De lo contrario tu vida se esfumará en intentos infructuosos.
La carta termina con una tarjeta de invitación a cenar, v.7. ¿El menú?… Árbol de la Vida, que no es ni más ni menos que la vida del Jesús crucificado para mi justificación y resucitado para mi santificación. ¡Cuidado! Programas sin pasión acabarán con tu vida de devoción.
Pensamiento del día: Si no pongo mi corazón en su lugar Dios quitará Su candelero de mi lugar. v.5