“Observe con espanto, cómo un cocodrilo de cuatro metros se devora a un niño de cinco años”. “Una escalera mecánica se traga viva a una madre y su hijo se salva milagrosamente”. “Un descuido al cruzar la avenida le costó la vida. Mire las espeluznantes imágenes”. Anuncios como estos y aún peores son presentados en páginas de Internet y son millones los que los miran con horror. La mayoría de ellos son videos falsos, editados, y al acceder, también accedes involuntariamente a virus informáticos o pornográficos. ¡Pero otros son reales!, y esto es más lamentable aún. Es que el ser humano ha perdido la capacidad de asombro. Ya nada nos horroriza. La publicidad “morbo”, la prensa roja, y las imágenes aterradoras y el material pornográfico se han transformado en el “pan nuestro” de cada día. Se agrega una frase al pie que dice: “Las imágenes que usted está por ver son de contenido fuerte. Se recomienda la supervisión de un adulto”, y con eso ¡todo arreglado! Mi padre decía si alguna imagen no puede verla en público un niño, tampoco puede verla un hijo de Dios”.

Tal vez a eso se refería el Maestro cuando recomendó  hacerse como u niño…   Esta realidad se ha traspolado Inclusive, al seno familiar. “Mi amiga del colegio va a ser mamá. El sábado le hacemos el Baby Shower”. Le dice la muchacha de 14 años a su madre. Y la madre ni se sorprende. (La hija menos, obvio). Así estamos. Mira, no es nada sano adaptarse a una sociedad totalmente enferma. Nuestra sociedad se ha transformado en una “suciedad”. “Todo es una podrida llaga, desde la cabeza hasta los pies”, anunciaba el profeta milenios atrás. Es la evidencia más alarmante de la corrupción que carcome por dentro, producto de la muerte espiritual. Muerte que caracteriza a todo aquel que he decidido vivir su vida sin tener en cuenta a Dios y a su Hijo, Jesús. “Porque el que tuviere por inmunda la sangre del pacto, reo es de condenación”. (La Biblia)

Pensamiento del día:

No es nada sano adaptarse a una sociedad totalmente enferma.