Es por todos conocida la frase: “Trabajo de noche, vergüenza de día”, haciendo alusión al ridículo que pasamos cuando alargamos nuestra faena hasta altas horas de la noche, donde no podemos ver claramente. Nos parece que la obra está quedando bien, pero cuando las luces del nuevo día alumbran, quedamos en ridículo y se evidencian las imperfecciones que no percibimos durante la noche anterior. Tiene mucho de cierto. Todos lo hemos experimentado alguna vez. Exactamente lo mismo sucede con nuestras vidas. La Biblia compara esta vida, este mundo, este universo cósmico que nos contiene, con la noche. Es que de alguna manera está bajo el dominio del Príncipe de las tinieblas: Satanás. Sí, este mundo y su gobierno le fueron sido cedidos por Dios durante algún tiempo. Ese tiempo está por acabarse y viene el día, el día perfecto, el día del Señor. Aquellos que se identifiquen en su estilo de vida y conducta con este reino y con este rey, son hijos de la noche y aquel día les sorprenderá. El consejo de Dios en su Palabra es andar de día, anticipando Aquel día futuro. Honrar al Rey, al Rey con mayúsculas. No te dejes seducir por el engaño de este mundo, te esperará la vergüenza por haber desestimado su advertencia en este tiempo. Tal vez ahora no pases temor, al contrario, los que pasan vergüenza y burla son los hijos de Dios, pero esto es solamente por un breve tiempo. Ahora los hijos de las tinieblas ríen, entonces llorarán. Ahora disfrutan, entonces lamentarán. Ahora triunfan, entonces serán eternamente encadenados. Ahora se pasean arrogantes ante Dios, entonces doblarán sus rodillas y le confesarán como Señor. Tal vez estas palabras del apóstol Pablo hablen mejor que las mías: “Ustedes, en cambio, hermanos, no están en la oscuridad para que ese día los sorprenda como un ladrón. Todos ustedes son hijos de la luz y del día. No somos de la noche ni de la oscuridad. No debemos, pues, dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio. Los que duermen, de noche duermen, y los que se emborrachan, de noche se emborrachan. Nosotros somos del día.” 1° Tesalonicenses 5:4-8

 

Pensamiento del día:

No te dejes seducir por el engaño de este mundo, te esperará la vergüenza por haber desestimado su advertencia en este tiempo.