¡Cuidado con el iceberg! Fue la voz de alerta aquella trágica noche en el Atlántico a bordo del gran Ttitánic. Aquella sería la última noche para el trasatlántico más grande del mundo en su viaje inaugural. Pero era tarde, demasiado tarde. A la vez que el capitán y su timonel hacían esfuerzos sobrehumanos para virar el curso de la nave, por debajo de la superficie, donde nadie lo veía, la base de un iceberg laceraba el lateral derecho de la quilla inundando 5 de las 6 recámaras que hacían flotar la nave. El proceso lento pero certero del hundimiento comenzaba y dos horas más tarde, sólo dos horas aquel Titánic, para muchos invencible, se hundía en las heladas aguas del mar para pasar a ser historia. ¿Una historia de imprudencia, de jactancia, arrogancia o desafío? Un poco de todo. Es sabido que los icebergs, esas pirámides de hielo flotante, forman en su base una cantidad de hielo mucho mayor a la que emerge en la superficie. Lo que tú ves es en realidad sólo el vértice, pero debajo está el 80% del iceberg. Quisieron esquivarlo pero ya era tarde. Iban rápido, es verdad. Llegar más temprano de lo previsto le hubiera concedido más prestigio a la proeza. Igual estuvieron en los titulares aquella mañana, pero no por lo rápido del viaje sino por lo trágico. ¿Sabes? Lo importante no es llegar rápido, sino llegar. En la vida, hay muchos icebergs que pueden causar el mismo daño a la vida, matrimonio o a tu iglesia. Cosas que asoman como un pequeño problema pueden esconder una gran tragedia bajo la superficie y si no la identificas a tiempo, te pueden hundir. 26 años de experiencia a aquel capitán, le hicieron subestimar la situación y pecó por imprudente. Alcanzar la meta máxima en la vida no se logra con experiencia ni velocidad, sino con la guía sabia de Aquel que conoce todas las cosas y te puede llevar a puerto, sano y salvo. Pon en las manos de Dios tu vida y no habrá iceberg capaz de hundirte.

PENSAMIENTO DEL DIA:

Lo importante no es llegar rápido, sino llegar.