¿Has llegado alguna vez a una casa y has visto sobre la mesa esa fuente repleta de brillantes y atractivas frutas de diversos colores que te tentaban a comerlas? Te acercaste un poco y, para tu sorpresa y desilusión, notaste que su brillo no era natural, eran de plástico. Una perfecta imitación de lo verdadero, pero artificial. Abundan, hoy en día, frutos del carácter y temperamento, pero falsificados. El carácter de todo hombre y de toda mujer es su mayor capital de vida. Lamentablemente hoy otras cosas lo han suplantado, y vales por lo que tienes o haces, no por lo que eres. Pero en el mercado del cielo el ser humano todavía sigue cotizando por lo que es, y principalmente por lo que es “en Cristo”. La Biblia se refiere a este perfil de persona a la manera de Dios como “fruto del Espíritu”; puedes ver la lista de las nueve manifestaciones de este fruto en la carta que Pablo escribe a los Gálatas. Pero la triste realidad es que en esta era de las imitaciones a gran escala, se ha llegado a suplantar este fruto por versiones artificiales. Mi amigo Dan Nuesch los llama: “los frutos del Espíritu que se venden en la farmacia”, (frutos de plástico, obvio). Hoy puedes conseguir versiones en cápsulas de: tranquilidad (que no es paz), auto control (que no es templanza), alegría (que no es lo mismo que gozo), ternura (que no es bondad) y  docilidad (que no es mansedumbre). Brillan, atraen, seducen, pero intenta alimentarte de ellos y perderás un diente.

Jesús dijo a sus discípulos que, solamente “en mí, en mis Palabras, y en mi victoria conseguirán la verdadera paz”. Esa paz que no es como el mundo la da, no es falsa paz. La paz del que vive en el Espíritu no es producto de la disciplina, ni del cumplimiento de requisitos religiosos, sino que es la paz de Cristo, a la que tenemos acceso cuando estamos en Él. Entonces, la paz no es algo que se consigue sino Alguien que se recibe: Cristo.

Pensamiento del día:

El sufrimiento en tiempo de aflicción no  procede de la circunstancia misma, sino de la manera en que reaccionemos ante ella.