¿Qué relación tiene Dios con el mundo? ¿Es parte de los sucesos que hacen historia, o está alejado de los ruidos del mundo, viviendo en algún palacio inexpugnable? ¿El mundo se dirige por sí mismo, lo dirigen los hombres, o lo dirige Dios? Al ver lo que ocurre en nuestra vida es fácil pensar que Dios no se interesa en lo más mínimo. Cuando las sombras empiezan a cubrir el sol y las tinieblas nos rodean, los dolores nos tocan de cerca y la angustia se aloja en nuestra alma, es fácil creer que Dios está lejos. Hace muchos años, esto mismo le sucedió al salmista David y comenzó a hacerse estas preguntas: ¿volverá Dios a amarnos y a mostrarnos su misericordia?, y concluyó diciendo: “Meditaré en todas sus obras y reflexionaré en tus hechos”. Recién entonces pudo ver el cuidado constante de Dios.
En medio de las calamidades de tu vida Dios deja sus pisadas, no las ves ahora, pero las verás si confías plenamente en el hijo de Dios. Comprenderás el porqué de los eventos en tu vida y podrás darle las gracias por todo. “¿Por qué lloras?”, fue la respuesta hecha por el señor Jesús a María magdalena frente a la tumba vacía. Ella, sin poder reprimir sus lágrimas, buscaba a su alrededor a alguien que pudiera ayudarla en su dolor, sin reconocer en esa voz la voz de su Señor. No había comprendido y ni siquiera imaginaba que a su lado estaba aquel que podía consolarla y cambiar sus lágrimas en gozo. Tal vez esta misma pregunta te sigue muy de cerca y no halles respuesta, pero Dios está al lado de tu lecho de enfermedad, cerca de tus angustias, y te dice “¿por qué lloras? Él desea secar tus lágrimas, desea darte el remedio eficaz para tus penas, posiblemente tengas que transitar por momentos de dolor pero no estás solo, ahí, a tu lado, está el señor Jesús mirándote con amor, deseando sacar tu vida de la amargura y de la tristeza.

Pensamiento del día:

Dios está cercano a quienes le buscan con sinceridad.