La parte posterior de un camión lucía orgullosa una leyenda que para muchos ha llegado a ser un lema en la vida: “Cuanto más conozco a las personas, más quiero a mi perro.” Cómico, ¿verdad? Pero triste a la vez. Triste porque denota la realidad de que muchos deambulan por ahí desanimados y cansados de invertir en personas para recibir pérdida en lugar de ganancia. Lastimados en su corazón por arriesgarse a amar una vez más y salir perdiendo. Gente guardando rencor durante años, envenenados y envenenando a los que les rodean. De alguna manera, debemos coincidir que enfrentamos circunstancias diversas durante la mayor parte del día. Decisiones, diferencias con personas, o simplemente mantener la compostura ante actitudes no deseadas de alguien que se levantó con el pie izquierdo ese día y te pasó la factura a ti. Cada una de esas circunstancias moldea nuestro carácter y nos ayuda a conocer mejor a los demás y aún a nosotros mismos. Activan mecanismos de defensa para evitar el daño en lo futuro y, de alguna manera, conforman la vida misma de todo individuo sea cuál sea la cultura o el lugar en el que vivamos. Jesús advirtió que tendríamos problemas en este mundo. Nadie puede abstenerse de enfrentar situaciones adversas ni es inmune al dolor, y cuando acabas con un conflicto, ya hay otro esperándote a la vuelta de la esquina. Todo esto se comprende mejor cuando tienes la convicción de que Dios siempre está en cada paso que des. Hay dos clases de personas en el mundo, las que se disgustan cuando no pueden ver a Dios a través de una circunstancia y las que han aprendido a ver a las circunstancias a través de Dios, sea buena o aparentemente mala. No olvides: “Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.” Así que: Comienza a amar a Dios y permite que Él ame a los demás a través de ti.

PENSAMIENTO DEL DIA:

Dios tiene un propósito con cada problema.