Sabemos que el ser humano es tripartito compuesto de cuerpo, alma, espíritu. El cuerpo como herramienta dada por Dios para relacionarnos con nuestros semejantes y con el medio que nos rodea. El alma, como conciencia interior que nos relaciona con nosotros mismos, con nuestros procesos afectivos interiores, y el espíritu, patrimonio exclusivo del humano, como mecanismo comunicador con Dios. La ciencia recién hoy está concluyendo y aceptando que existe un fino hilo de unión entre estas tres partes, en especial alma-cuerpo. Está comprobado que mucho depende la salud del cuerpo del estado de ánimo. En una sociedad estresada y estresante, este hecho puede denotar el peligro constante al que se ve sometido el hombre moderno por vivir constantemente bajo presión. De ahí, los males comunes que afectan hoy a la sociedad como depresión, migrañas, úlceras, deficiencias cardíacas, herpes, calvicie, Etc., Etc. ¿No será que en lugar de concentrar tanto la solución en los síntomas, deberíamos ahondar un poco más y buscar no el lo somático sino en lo psíquico y aún un poquito más: en lo espiritual?… Es una cadena de tres eslabones. ¿La puedes ver? Es común hoy en día acudir al médico por un fuerte dolor de cabeza y salir muy satisfecho por haber recibido una receta para un nuevo analgésico muy potente traído de Europa. Claro está, la alegría durará hasta el próximo dolor de cabeza y la consecuente próxima visita al médico. Lo psicoanalistas tienen su agenda diaria repleta de pacientes, a los que conforman con un buen calmante si los síntomas son estrés o un fuerte somnífero si sufre de problemas de insomnio. Muy pocos de ellos tratarán de buscar la cura a sus dolencias corporales en sus pesares del ama y probablemente ninguno de ellos gastará tiempo en profundizar un poco más y diagnosticar sus conflictos personales por medio de su relación espiritual con Dios. Estamos al revés. Primero arregla tus problemas espirituales con Dios, luego permítele a Él que sane las heridas de tu alma y entonces disfrutarás de una sana salud.

PENSAMIENTO DEL DIA:

Solo Dios puede sanar los dolores del alma.