Para aprovechar la vida al máximo debes mantener en mente la visión de la eternidad y el valor de la misma en tu corazón.  ¡La vida es mucho más que vivir sólo el momento!  El hoy es la parte visible del témpano, la eternidad es el resto que no puedes ver porque está debajo de la superficie. El mundo actual vive e invita a vivir en función del hoy, y aunque es sabio planificar también a corto plazo, la visión de los quehaceres terrenales, no debe sustraernos de los disfrutes celestiales. Es mucho más que la «ocasión única de tu vida.» Dios te ofrece una oportunidad más allá. La única ocasión en que la gente piensa en la eternidad es en los funerales, y suele ser de una manera superficial; ideas sentimentales basadas en la ignorancia.  Quizás pienses que sea morboso pensar en la muerte, pero en realidad es contraproducente vivir negándola y no considerar lo que es inevitable. Debes pensar más en la eternidad, no menos. De la misma manera que estuviste nueve meses en el vientre de tu madre sin ser esto un fin en sí mismo, sino una preparación para la vida, así es esta vida, una preparación para la otra.  Si tienes una relación con Dios por medio de Jesucristo, no debes temer a la muerte, que es la puerta a la eternidad.  Será la última hora de tu vida en al tierra, pero no el fin de tu ser.  Cuando medimos nuestro tiempo en la tierra, comparado con la eternidad, es como un abrir y cerrar de ojos, pero las consecuencias del mismo duran para siempre. Hace años un popular slogan motivaba a la gente a vivir cada día: «Este es el primer día del resto de tu vida».  En realidad, sería más sabio vivir cada día como si fuese el último.  Matthew Henry acertó: «La responsabilidad de cada día debiera ser prepararnos para nuestro día final». ¡La vida es mucho más que vivir el momento! Eres un ser eterno, creado por un Dios eterno, y te espera un destino eterno que tú decidirás dónde pasar.

PENSAMIENTO DEL DIA:

El aspecto más dañino de la vida contemporánea es la mentalidad a corto plazo.