Cuando los tripulantes de la nave Apolo XI pisaron suelo lunar en Julio de 1969, Richard Nixon, entonces presidente de los Estados Unidos, declaró: “Este es el día más grande la historia, la mayor hazaña de los hombres.” Se equivocó, lamentablemente. El día más grande la historia no fue el día que el hombre puso su pie en la luna sino el día que Dios puso su pie en la tierra. Ese día fue el día que Jesús nació en un humilde establo en la pequeña aldea de Belén.  Aquel 21 de Julio, todos los canales de televisión seguían segundo a segundo las instancias del alunizaje. Cuando el primer ser humano dejó su huella en el polvoriento suelo lunar las luces del mundo entero se encendían con emoción. En cambio, aquella madrugada en Belén, nadie supo, nadie se enteró. No hubo luces, aplausos ni vítores. Un pequeño grupo de humildes pastores, José, María y algún animalito doméstico. Sin embargo, dentro de aquel pesebre, se resumía la más grande hazaña de Dios: Encarnarse en un cuerpo humano, crecer, comprendernos y entregar su vida sólo por amor.

Sí. El poderoso Dueño del universo nacía en el sitio más humilde identificándose con las carencias humanas de todos los tiempos,  enseñándonos que la grandeza siempre debe vivirse en humildad. De lo contrario la grandeza deja de ser para convertirse en orgullo que enceguece. Desde entonces, comenzó a correr como una corriente impetuosa, la verdad del amor de Dios. La línea divisoria que marca la diferencia entre logro y éxito. Las lecciones del servicio desinteresado a favor del necesitado. Muchos han intentado ridiculizar su doctrina. Minimizar aquel sublime día en la aldea de Belén, darle un carácter de mito a la Verdad revelada más grande de todos los tiempos. Un día, aquel niño nacido en secreto, visitará por segunda vez nuestro mundo como Príncipe glorioso y “todo ojo le verá, y toda lengua confesará que Jesús es el Señor de señores.”  Ese, será el otro gran día de la historia de la humanidad. ¿Estás preparado?…

Pensamiento del día:

El día más grande la historia no fue el día que el hombre puso su pie en la luna sino el día que Dios puso su pie en la tierra.