En uno de los tantos absolutos de Jesús durante su ministerio terrenal exclamó: “Si tu ojo te es ocasión de caer quítatelo y arrójalo de ti, mejor te es entrar sin un ojo al Reino de los cielos que con ambos ser lanzado al infierno. Si tu mano derecha te es ocasión de caer córtatela y arrójala de ti, mejor te es entrar manco al  Reino de los cielos que con ambas manos ser lanzado al infierno”. ¿Duro, no? ¿Qué es exactamente lo que quiso decirnos con esta tajante declaración? La palabra usada allí como córtatela o quítatelo tiene, en el idioma original, la misma raíz de lamentar, llorar, quitar de sí. La idea es arrojar de sí algo que es malo, aunque duela (de ahí el llanto), pero con una firme convicción de que me estoy perjudicando. En otras palabras debo odiarlo. Muchas personas son renuentes a abandonar un hábito pecaminoso o un vicio simplemente porque aún no han llegado al punto de odiar lo que hacen. De alguna manera disfrutan de tal práctica aun siendo conscientes de que les está matando. De ahí, quizás, la dificultad con la que vienes luchando hace años con ese pecado oculto, con esa amistad prohibida, con la masturbación o la pornografía por Internet. ¿La odias? …  Si no, seguirás esclavo de ese pecado. De ahí que la aseveración Mesiánica antes mencionada sea tan radical: Córtala, échala de ti, arrójala lejos. Es justamente el arrepentimiento lo que gira en torno de esta verdad, pues la palabra arrepentimiento significa cambio de mente, cambio de actitud, cambio de dirección. Si antes iba en tal dirección ahora me arrepiento y voy en la dirección contraria.  Llegamos a formar cierto romance con lo pecaminoso. Coqueteamos con lo prohibido, sabemos que jugamos con fuego, pero igual seguimos arriesgando. Arriesgamos familia, finanzas, testimonio, hijos. Cosas inestimables son canjeadas por cosas desechables, y hasta que no las odiemos, nunca las dejaremos. Debes pensar de ese pecado como Dios piensa, allí nace el genuino arrepentimiento. No te sigas engañando, todavía te gusta. Llegará un día cuando descubrirás el verdadero horror de lo que hiciste pero entonces será demasiado tarde. Córtalo hoy  mismo.

Pensamiento del día:

Hasta que no lleguemos a odiar el pecado nunca lo abandonaremos.