Estoy escribiendo estas reflexiones inmerso en el clima del mundial de football en Brasil 2014. Es imposible sustraerse del evento. Hay tanta noticia y publicidad al respecto que hasta se te mete por los poros. Además, siendo argentino…  Las casas deportivas han vendido en un solo mes más camisetas de la selección de su país que en todo un año. Ni que hablar de los puestos de accesorios alusivos en las entradas de los estadios mundialistas. Ante las cámaras de T.V. de todo el mundo se dejan ver gorros, pelucas, banderas, máscaras y gafas. Todo vale. Colores, trajes extravagantes, Etc. Siempre y cuando sea tu equipo que el que esté en la cancha, obvio. A medida que la fase eliminatoria avanza a partir de los octavos de final comienzan a despedirse los equipos y a desaparecer las banderas y camisetas de esos colores. Aún en los demás  países el día en que su selección juega todos visten orgullosos sus camisetas. Pero sólo habrá dos que se seguirán fabricando, exhibiendo y vendiendo hasta la última fecha del partido final. Y luego de la final solamente una se paseará por las calles de Brasil y ni qué hablar por las del país ganador. ¿Las otras? ¿Aquellas que flameaban vanidosas sus colores  mientras les acompañaba el triunfo?… Se fueron,  se guardaron, ya no están. Dos, sólo dos quedaron. Varios pasajes de la Biblia me dicen que existe sólo un equipo vencedor que paseará sus camisetas de color blanco al final de esta era. Sí, cuando todo haya acabado, los reinos de este mundo, los famosos, los pensadores, los ateos y los gnósticos, sólo quedará en el campo de juego un equipo vencedor y su estandarte. “Somos más que vencedores”, dijo el apóstol Pablo refiriéndose a aquellos que hemos encontrado en la cruz de Jesús perdón de nuestros pecados y una nueva vida. Los demás, los que no reconocen la inutilidad de sus esfuerzos, los que niegan la existencia de un Dios creador, los que viven amargados y amargando, juegan del lado del equipo perdedor. Aunque ahora parezca que el marcador va a su favor dice la Biblia que al final del juego habrá sólo un vencedor, los que estén del lado de Jesús.

Pensamiento del día:

La vida con Dios es como ver un partido en diferido donde sabes que fue tu equipo el ganó.