No puedo avanzar mucho en mis reflexiones escritas para cada día sin detenerme a considerar la importancia que tienen los hijos en nuestras vidas. Es que la mayoría de los lectores de mis notas son padres o lo serán. Yo soy padre, y aprendo cada día de mis tres preciosas hijas. Además, la Biblia, manual de vida de donde extraigo cada una de mis reflexiones, es un libro paternal, escrito por un Padre eterno y para padres y madres que luchan cada día por continuar levantando en alto la bandera de la paternidad como ícono del amor y la abnegación. Aunque el mundo en el que vivimos intente (y hasta creo que lo ha logrado) devaluar la imagen de papá y mamá, seguiremos insistiendo que es la familia y la paternidad el ente formador por excelencia que Dios diseñó para modelar hombres y mujeres de bien proyectados hacia el futuro. Debemos cargarlos en los hombros la mayor parte de nuestras vidas. Un viejo adagio reza: “Los hijos son como el hacha, aunque te cortes con ella la vuelves a llevar al hombro”. Es que muchas veces, (las mayorías de las veces) no recibimos el pago esperado por criarlos, educarlos, protegerlos. “Y ¿así me pagas?”… les decimos enojados ante otra desobediencia. Es que no hay paga, (por lo menos paga inmediata.) Se siembra. Ellos son nuestro terreno de cultivo. Sembramos semillas de momentos alegres que llenarán el banco de sus memorias, o de momentos amargos que alimentarán sus rencores. Sembramos semillas de ejemplo que regularán sus vidas futuras, o de hipocresía, que les alejarán de Dios. Sembramos palabras de vida o de insultos, mentiras y gritos de violencia que herirán sus mentes. Luego, luego cosecharemos. Entonces no habrá vuelta atrás, sólo observar con el dulce sabor de la tarea cumplida, o el sabor amargo de la frustración como padres. Criar no es parir, ser padre no es registrar un bebé con tu mismo apellido. Ni siquiera es vivir con tu hijo. Ser padre y ser madre es ceder, es perder, es servir, es dar, es sacrificar, sufrir, gastar, esperar, corregir. Más que alimentar es nutrir, más que hablar es ser ejemplo, y más que castigar es corregir. Los hijos son la proyección de tu vida, no los descuides.

Pensamiento del día:

Los padres nunca mueren mientras sus hijos vivan.