Desde que nacemos entramos en un incansable proceso de construir aquellos significados desde donde vamos a mirar el mundo que nos rodea. Muchas veces todo este sistema de creencias por más insignificantes que parezcan, definen lo que hacemos, lo que esperamos y proyectamos y cómo decodificamos el universo. En síntesis la “Visión” que tenemos de nosotros mismos gobierna y condiciona nuestra vida. El riesgo es quedar  “atrapados” en una forma de pensar que resista a todo cambio aunque vivamos experiencias nuevas que nos obliguen (por así decirlo) a revisar nuestras certezas porque quizá las que tenemos ya no sirvan para dar respuestas a lo nuevo. En las décadas del 80 y de los 90 los cambios fueron vertiginosos en muchos órdenes, principalmente el avance de los medios tecnológicos y el acceso a internet nos invitó a entrar en un mundo globalizado donde con sólo un “Click” accedemos instantáneamente a kilómetros de distancias y a información mundial sin movernos de nuestro escritorio. Un mundo unificado donde los límites y las fronteras se derriban en cierta medida, provocan cambios en la subjetividad haciendo que las personas tengamos diferente manera de relacionarnos con el Tiempo y el Espacio. ¿Qué pasa entonces cuando nos resistimos a cambiar? ¿Cuándo nuestros mandatos o nuestras matrices desde donde aprendimos la vida ya sea por nuestros padres, nuestra cultura o nuestro credo se vuelven rígidos e inamovibles?…

Los cambios siempre generan miedo. Miedo a lo nuevo. Miedo a lo desconocido. Lo que sabemos y aprendimos nos da seguridad e identidad y tocar estos mandatos es casi como tocar nuestra historia. Por eso a veces la resistencia puede más y lo único que atinamos ante la imposibilidad de incorporar nuevos significados es “Descalificar” todo lo que no encaja con ellos.  ¿Se trata de aceptar todo? ¡Por supuesto que no!    No se trata de resignación sino de “re significación”. No debo quedar preso de rutinas, de hábitos, de aspectos de mi carácter por el simple hecho de resistirme a los cambios o de creer que es imposible cambiar. Te animo a renovar tu mente y a ser un recipiente útil para recibir LO NUEVO.

 

Pensamiento del día:

“Compra la verdad y no la vendas”. Proverbios 23:23