Nuestro mundo cada vez está más repleto de palabras, palabreros, discursos, órdenes, mensajes y huecos profesionales de la oratoria. Pero escasean los ejemplos. Esas vidas genuinas que transmiten su mensaje silencioso pero efectivo. Alguien dijo que las palabras mueven, sí, pero son los ejemplos los que influencian y arrastran. Si hubo una persona que logró más con su ejemplo que con sus palabras ese fue Jesús. Tal es así que en los tramos finales de su vida terrenal se despedía de sus discípulos y lo hizo con un discurso que abarca tres capítulos del evangelio de San Juan comenzando con el 14.  Pero en el número 13 deja atónitos a los suyos cuando, en medio de la última cena, la de la pascua,  le ven agacharse y lavar los 24 pies sucios de cada uno de ellos y, de una forma silenciosa pero natural, acaba su  didáctica, vuelve  a la mesa y sigue comiendo. Recién entonces les explica lo que había hecho como para que no quede duda alguna de lo que les quiso comunicar. Así de sencillo, así de natural, sin palabras, pero con un fuerte ejemplo de amor y servicio que sería la materia prima que encendió el corazón de aquellos jóvenes discípulos para dar vuelta el mundo de aquel entonces con la llama del evangelio. Él no buscaba ejemplos que agregar a sus palabras, sólo le ponía algunas palabras a sus propios ejemplos. Tenemos que aprender  a transmitir más lecciones  con nuestro ejemplo que con nuestras palabras.

El principio básico de la educación es el encontrar situaciones en nuestras vidas que grafiquen las verdades que intentamos transmitir y aprovechar al máximo esas situaciones. De lo contrario sólo estamos informando pero nunca educando y la educación sin formación produce deformación. Jesús fue un educador modelo. Su cátedra ambulante durante los tres años que duró su ministerio fueron justamente esas situaciones cotidianas donde Él era siempre el ejemplo  a seguir y esas situaciones fueron el púlpito desde el cual impartía sus enseñanzas.

Pensamiento del día:

Educar es mucho más que informar, es formar desde tu propio ejemplo.