Constantemente pasan personas por nuestra vida que no sabemos con qué intenciones se acercan. Es que se ha creado dentro de nosotros cierto mecanismo de defensa que nos impulsa a considerar como enemigos potenciales a toda persona que se acerque a nosotros. Es que hemos sido decepcionados tantas veces que ya nos cuesta creer en las personas. Por tal motivo necesitamos ese “espíritu de discernimiento” que la Biblia presenta. Pero ¿cómo tenerlo? ¿Cómo puedo estar seguro que estoy abriendo mi casa mi corazón y mi vida entera a alguien de quien desconozco sus intenciones?… Por otro lado, si no confío nunca en nada ni en nadie, corro el riesgo de quedar paulatinamente sola, solo, y de hecho muchos hoy lamentan esa realidad. Es interesante considerar las variadas maneras en que las personas reconocieron a Jesús mientras se aparecía a los suyos después de resucitar. Por ejemplo cuando partió el pan camino a Emaús dice el relato bíblico que entonces sus ojos fueron abiertos y ahí se dieron cuenta que ese extraño forastero era, nada más ni nada menos que el mismo Señor resucitado. Pedro le reconoció amaneciendo dentro de su barca a orillas del mar de Galilea  cuando hizo el milagro de los peces y Tomás cuando le mostró sus heridas y le invitó a tocarlas, cosa que no fue necesario porque su fe ya estaba en proceso de recuperación por el gesto del Señor y la comunión  de los hermanos que le recibieron nuevamente en el grupo. ¿Lo notaste? En la aldea de Emaús fue Él quien sirvió aunque no era el dueño de la casa. A orillas del mar fue Él el que preparó el desayuno para un deprimido Pedro y sus frustrados pescadores, y  un desconcertado Tomás fue el Señor mismo quien se tomó el trabajo de aparecer por segunda vez y dirigirse al incrédulo sin reproche sino con amor.

Quedan pocas, pero todavía hay personas que viven para servir a los demás en lugar de buscar ser servidos siempre. Personas que no van a  señalar tus dudas sino que te van a ayudar a disiparlas, personas que amen no de palabra sino de hechos y en verdad. A esos recibe.

PENSAMIENTO DEL DÍA

Asegúrate bien a quién le estás abriendo la puerta de tu corazón.