Quien busque entre los hombres aquello que Dios se ha comprometido darnos se expone a una vida de desilusiones constantes. No está mal el hecho de buscar la paz, la estabilidad, el amor y la provisión tanto emocional como material, pues Dios nos hizo seres dependientes, no autosuficientes. El peligro radica en buscar esa paz, esa estabilidad, ese amor y  provisión en personas o ideales de vida pero no en Dios. Él quiere darnos todo eso y mucho más; a su tiempo, y en la exacta medida según nuestras capacidades. Lo ha prometido, y la esencia de su corazón es bendecirnos pues está hecho de puro amor. Vivimos decepcionados cuando corremos detrás de falsas promesas de provisión y protección que, cual espejismos en el desierto de la vida, agotan nuestras ilusiones por crear falsas expectativas. El profeta Jeremías es más que claro en su libro al expresarse así al respecto: “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras”.
Entonces, cuando los hombres te fallen, no te enojes con ellos, mas bien deberías enojarte contigo mismo por poner tus expectativas en tus semejantes. Tienes que volver a transferir tu lealtad al Único cuyo compromiso contigo es seguro.

PENSAMIENTO DEL DÍA

Quien busque entre los hombres aquello que Dios se ha comprometido darnos se expone a una vida de desilusiones constantes.