Una joven creyente, soltera, desde hace tiempo atrás encontró en la masturbación una forma de canalizar sus deseos naturales sexuales, hasta tanto, piensa ella, pueda canalizarlos con su futura pareja en el matrimonio. Desde la óptica científica, psicólogos y médicos hoy en día, coinciden en afirmar que no hay nada de malo en esto y que es algo muy normal en la etapa juvenil y que se practica a fin de satisfacer una necesidad natural biológica del cuerpo y psíquica de la mente. ¿Hay algo censurable en esta práctica? ¿Hay alguna recomendación que se les deba decir a los jóvenes cristianos que manifiestan haber adoptado tal postura?

Antes de referirnos al tema de la masturbación, es necesario tener en claro el papel asignado por Dios al sexo en general. Básicamente se ve que Dios diseñó el sexo en el ser humano con un triple propósito.

Primero, para comunión. Génesis 2:24 dice: «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne»

Cuando este texto nos habla de que los que se casan son una sola carne, nos está hablando de una unidad total entre un hombre y una mujer. Unidad espiritual, unidad emocional y unidad física. La unidad física tiene varios niveles, pero halla su máxima expresión en el acto sexual entre los esposos.

Segundo, el sexo ha sido diseñado por Dios para la procreación. Mediante la relación sexual, el esposo y la esposa contribuyen cada uno con su parte para que se conciba una nueva vida en la matriz de la esposa. La Biblia nos habla de esta función del sexo. Génesis 4:1 dice: «Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón.»

Cuando Adán tuvo relaciones sexuales con su esposa Eva, ésta concibió y en su debido tiempo dio a luz a Caín, el primer descendiente de la primera pareja de seres humanos en el mundo.

Tercero, el sexo ha sido diseñado por Dios para traer placer a una pareja que se ha casado. Pensando en esto, ponga atención a lo que dijo Salomón sobre la Sulamita. Cantares 7:6-9 dice: «¡Qué hermosa eres, y cuán suave, oh amor deleitoso! Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos a los racimos. Yo dije: Subiré a la palmera, asiré sus ramas. Deja que tus pechos sean como racimos de vid, y el olor de tu boca como de manzanas, y tu paladar como el buen vino,»

Es el sexo lo que motivó a Salomón a escribir esto sobre la Sulamita. Salomón está meditando en lo deleitoso de la relación sexual con su esposa. Pero el sexo no es solo para el deleite del esposo. Es también para el deleite de la esposa. Cantares 2:3-4 dice: «Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes; bajo la sombra del deseado me senté, y su fruto fue dulce a mi paladar. Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor.»

Es el sexo lo que motivó a la Sulamita a pensar así sobre Salomón. El sexo es para deleite tanto del esposo como de la esposa. El esposo procura el deleite de la esposa y la esposa procura el deleite del esposo, solo así funciona bien la relación sexual entre esposos.

De otra manera, se reduce a una simple autogratificación utilizando a la otra persona como un mero instrumento para producir placer. Como Ud. habrá ya notado, el uso del sexo para cualquiera de sus propósitos está limitado a una pareja, un hombre con una mujer, que previamente se han casado. El uso del sexo fuera del matrimonio es condenado por Dios.

Dicho esto, vayamos al tema de la masturbación. Según el diccionario, masturbarse significa procurarse solitariamente el goce sensual. Partiendo de esta definición, debemos preguntarnos.

¿Existe comunión con alguien en el acto de la masturbación? La respuesta es obvia. ¿Existe posibilidad de procreación en el acto de la masturbación? La respuesta también es obvia. ¿Existe el procurar placer en otra persona en el acto de la masturbación?

La respuesta es nuevamente negativa porque en la masturbación el placer es exclusivo de la persona que se masturba. Es evidente entonces que en la masturbación no se cumple con ninguno de los propósitos que Dios tuvo para otorgar el sexo al ser humano. Puede ser que la masturbación no produzca ningún efecto adverso a nivel físico en el ser humano, como afirman algunos entendidos, pero ¿Qué de la conciencia manchada con un sentimiento de culpa por saber que se ha hecho algo opuesto al propósito de Dios para el sexo? ¿Qué del espíritu que sabe que todo aquello que va en contra del propósito de Dios atenta contra la santidad de Dios?

Estas son preguntas que los médicos y psicólogos normalmente no dan atención cuando tocan el tema de la masturbación. Además, la masturbación inevitablemente debe estar acompañada de fantasías sexuales porque de otra manera no puede existir excitación sexual.

Pero ¿Qué dice la Biblia sobre esto? 2ª Timoteo 2:22 dice: «Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.»

La Biblia no alienta que los jóvenes vivan fantasías sexuales. La Biblia dice que los jóvenes deben huir de las pasiones juveniles. De modo que, hasta donde yo puedo ver, la masturbación no es aprobada por la Biblia por cuanto distorsiona el plan de Dios para el sexo y por cuanto se alimenta o induce malos pensamientos en los que la practican.

Quizá Ud. dirá: Pero si no es por la masturbación, entonces ¿Cómo entonces puede un joven o una señorita solteros desfogar su energía sexual? Bueno, la primera recomendación es que no carguen las baterías para después estar en la obligación de descargarlas. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que no se expongan a situaciones o circunstancias que de antemano se sabe que van a producir excitación sexual.

Si no existe excitación sexual no habrá necesidad de masturbación. Por tanto se debe evitar las caricias en el enamoramiento, las revistas o películas pornográficas, las conversaciones subidas de color, etc.

Pero estoy consciente que aunque los jóvenes no busquen voluntariamente excitarse sexualmente, es inevitable la excitación sexual, pero la forma de desfogar la energía sexual no debe ser masturbándose o peor recurriendo a la prostitución.

La segunda recomendación es que la forma de desfogar la energía sexual puede ser por lo que se conoce como sublimación que en este caso significa transformar esa energía sexual en otro tipo de energía. Un joven o una señorita que esté excitado o excitada sexualmente, podría hacer abundante ejercicio físico, o podría ocupar su mente y su cuerpo en alguna otra actividad que demande concentración y poco a poco el nivel de excitación sexual irá disminuyendo.

Como tercera recomendación, es necesario echar mano del poder espiritual que Dios ha dado a los creyentes para capacitarlos para vivir en santidad. Ante la presencia de la excitación sexual, se puede clamar a Dios en oración por ayuda, se puede leer la Biblia o se puede repetir citas bíblicas previamente memorizadas, se puede cantar, etc. Todo esto logrará que la excitación sexual disminuya y haga innecesaria la masturbación.

Cuarto, en el caso de parejas de novios, cuando llegan a un punto en el cual se vuelve harto difícil evitar la constante excitación sexual, probablemente será necesario pensar en el matrimonio para evitar caer en la masturbación o peor todavía en la fornicación. Esto por supuesto deberá ser manejado bajo la dirección de Dios. La Biblia aconseja a los solteros que ya están «quemando» entre comillas que mejor es casarse que estarse quemando.

Espero que estas ideas le sean útiles en cuanto a este importante asunto.