Jeremías 3:12 dice que Jehová no hará caer su ira contra Israel. Miqueas 7:18 dice que Dios no retuvo para siempre su enojo contra Israel, Pero Jeremías 14:4 dice que Israel ha hecho encender el fuego de la ira de Dios, que arderá para siempre. ¿Cómo es esto?

Vamos a leer una a una las citas mencionadas por Usted para explicar su significado. Jeremías 3:12 dice: «Ve y clama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice Jehová, no guardaré para siempre el enojo.»

Cuando Jeremías pronunció estas palabras, las diez tribus del norte de Israel estaban bajo el dominio Asirio. Pero Dios no quería que esto sea el fin de estas diez tribus del norte, por eso, hace llegar un llamado al arrepentimiento por medio del profeta Jeremías. Vuélvete, oh rebelde Israel, le dice. No tengas temor de volver, porque yo no haré caer mi ira sobre ti, porque soy misericordioso, y no guardaré para siempre el enojo.

Así es Dios. Cuando un corazón arrepentido se vuelve a él, Jehová se compromete a no derramar su ira sobre él y a olvidar la ofensa. Por eso dice el texto que Dios no guarda el enojo para siempre. Note, que este texto no está diciendo que Dios nunca se enoja contra el pecado o el pecador, más bien lo contrario, pero cuando el pecador se arrepiente Dios está dispuesto a perdonar y a no seguir más enojado.

Ahora leamos Miqueas 7:18 donde dice: «¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.»

Este versículo es parte de las bendiciones que esperan a Israel una vez que reconozca al Señor Jesucristo como su Mesías y Rey. Entre las muchas bendiciones está el perdón. Solo un Dios como Jehová podrá perdonar el grave pecado de Israel. De esta manera Jehová habrá demostrado que su enojo no dura para siempre sino que se deleita en misericordia. Este texto tampoco afirma que Jehová nunca derramará su ira contra Israel.

Finalmente leamos Jeremías 17:4 donde dice: «Y perderás la heredad que yo te di, y te haré servir a tus enemigos en tierra que no conociste; porque fuego habéis encendido en mi furor, que para siempre arderá.»

Este versículo es parte de un pasaje en el cual Jeremías está profetizando la consecuencia del pecado de Judá, o las dos tribus del sur de Israel. Entre las muchas consecuencias tenemos ésta. Judá perderá la heredad que Dios le dio y será llevada en cautiverio a una tierra desconocida donde servirá a sus enemigos.

Esto será el fuego de la ira de Dios derramado sobre Judá. Este fuego será tan intenso que parecerá que nunca se va a apagar. Sin embargo, no será el fin de Judá, porque como señalamos antes, cuando Judá y todo Israel en general, se arrepienta y reconozca a Jesucristo como el Mesías, Jehová perdonará su maldad y olvidará su pecado, porque su enojo no dura para siempre.

La ira de Jehová dura para siempre contra el pecador que rehúsa ser perdonado por Dios, pero la ira de Jehová no dura para siempre contra el pecador que se arrepiente de su pecado y es perdonado por Dios.

De modo que, no existe incongruencia en los textos por Usted citados.