La tradición oralista por miles de años fue el modo por el cual una generación se enteró de los hechos históricos; los ancianos contaban las historias, y si algún joven cambia el relato siempre se recurría a la fuente más antigua para confirmar dicho cuento.

De ese modo aún en los tiempos bíblicos, pasaron más de 2 mil años hasta que Moisés comenzó a escribir la Biblia y todo lo anterior fue tradición oralista.

Pero lo que más me impresiona es cómo el contar de generación a generación un relato impacta las vidas de los oyentes.

Cuando das testimonio de la obra de Dios en tu vida siempre tendrá este efecto de afirmar y aumentar la fe de los que escuchan.

Tal vez  no sepas mucho de la Biblia y no tienes todas las herramientas para comunicar una verdad espiritual, pero tu testimonio puede impactar la vida de muchos, y ojo, el testimonio es algo que se da, se cuenta; no es algo que la gente tiene que intentar descifrar en tu vida, lo tiene que oír.

Tómate un café con Dios y comienza a recordar todo lo que ha hecho en ti.

¿Cuentas a tus amigos de lo que es y hace Dios en ti?
¿Te emociona saber cómo actúa Dios en las otras personas?
Anímate a contar a tus amigos de tu fe.