Job 32:21 No haré ahora acepción de personas,
Ni usaré con nadie de títulos lisonjeros.

Pareciera que hoy en día no puedes ascender ni progresar en la vida y en los negocios si no eres un poco lambiscón. Aunque no queramos reconocerlo muchos caemos en ser un adulador por la conveniencia, algunos ceden a sus principios y comprometen sus convicciones por no quedar mal o ser aceptados por el grupo; y solemos ser condescendientes con aquellos que sabemos que pueden beneficiarnos de algún modo en el futuro. Hacemos amistades por ganancias deshonestas y vendemos nuestras vidas por un plato de lentejas sólo por ganar alguna ventaja.

Un hombre o mujer justa no utiliza la lisonja o adulación como palanca para ganar algún peldaño o beneficio, sino que se esfuerza en ser fiel y hacer las cosas de una manera honorable. Dios premia esto, Él conoce la intensión de tu corazón y te da un pago de acuerdo a ella. No es fácil en este mundo tan interesado ser alguien que actúa con equidad, pero esa equidad viene del carácter de Dios mismo, pues Él, no hace acepción de personas. Tómate un café con Dios y examínate cómo tratas a los demás.

¿Eres de los que consiguen cosas por medio de la lisonja?
¿Tratas a los demás sin hacer preferencias?
¿Cómo te sientes cuando dan la preferencia a otros y te dejan a un lado?