El pensamiento más auto destructivo es: “creer que somos fuertes y autosuficientes”. No hablo de tener una actitud cobarde, miedosa y de menosprecio a uno mismo, sino a no pensar que sabes todo, que puedes todo y que no necesitas a nadie. Somos seres de comunidad y nos necesitamos mutuamente, no existen los “llaneros solitarios”.

Pensando en mi relación con la familia de Dios, la Biblia dice que somos miembros los unos de los otros y si ocupamos nuestro lugar nutrimos y ayudamos a los demás a crecer. No te sientas fuerte como para dejar de depender de Dios, recuerda que Él es nuestra fortaleza, sin Dios no somos nada. Encuéntrate con Él y busca fuerzas en su presencia.

¿Te crees demasiado fuerte?, recuerda que Israel se sintió fuerte, no dice que en realidad lo fuera. ¿Necesitas fortaleza de Dios?