Esta es la típica historia del pueblo soberbio que desecha a uno de sus hijos y le ven con mala cara porque no venía de una buena familia, pero luego cuando están en problemas es el único capaz de salvar las papas. El hombre de la hora a quien tienen que recurrir tragándose el orgullo y avergonzados de tener que reconocer que lo necesitan. No sé ustedes pero me encanta, quizás porque me veo identificado y he pasado por situaciones parecidas.

No juzguemos a las personas por su familia, posición o pasado, sino por lo que es hoy y sobre todo por lo que puede ser a futuro en las manos de Dios. No sabemos cuándo podremos necesitar la ayuda de alguien y quizás sea justamente de aquel que tanto juzgamos. La obra de Dios en el corazón de cada uno no siempre es cómo lo que nosotros pensamos y no sabemos por lo que tuvo que pasar para llegar a donde está. Jefté fue un Juez de Isarel, un perro sin pedigrí dirigió a un pueblo que se llenaba la boca de ser pura raza. Encuentrate con Dios y deja que Él forme en ti lo que debes ser, tómate un café con Dios.

¿A quién juzgas? ¿Te juzgan?