La verdad de la milanesa, como decimos en mi país, es que nosotros desistimos cuando nos vemos acorralados o sin alcanzar lo que esperábamos, somos de los que se rinden por falta de resistencia, no damos un paso más porque sentimos que ya nada tiene sentido y todo está acabado; pero Dios no es así, no es solamente parte de su naturaleza divina el tema de que el tiempo no le afecta ya que es Eterno, sino que su gran amor y paciencia hace que no se canse y que pelee una y otra vez por nosotros, que nos defienda y que aunque caigamos y tengamos tribulaciones por todos lados, Él sigue estando ahí para protegernos.

Nuestra carne, nuestra parte humana nos hace desesperar y bajar los brazos después de varias embestidas, después de luchar y luchar perdemos el sentido de continuar luchando y nos dejamos llevar por la corriente; lo bueno es que cuando nuestra parte humana deja de pelear le da la oportunidad a que nuestra parte espiritual se deje impulsar y potenciar por el poder de Dios y vemos su milagro defendiéndonos una y otra vez. Mi mayor confianza en la vida, y te lo digo de verdad, es que Dios pelea por mí, está a mi lado, no se cansa y aunque me meta en miles de problemas Él está listo para librarme. No te desanimes cualquiera sea tu gran problema o lucha, Dios es más grande e incansable. Tomate un café con Dios y descansa en su poder y fortaleza.

¿Cuál es tu tribulación?
¿Te sientes solo?
¿Puedes ver su protección en medio del desastre?