Puede que muchos de nosotros siempre hablamos a otros del amor de Dios o de la obra de Cristo y podemos ser buenos consejeros, pensamos que la verdad está con nosotros, pero la pregunta es ¿Cuánto de eso es guiado por el Espíritu? Otra versión de la Biblia dice: Job 26:4 ¿A quién le has dirigido tus palabras y quién inspiraba lo que salió de ti? (BPD). Es muy fácil hablar, podemos ser hábiles y convincentes con las palabras, pero ¿cuánto de lo que decimos viene de Dios? Intentamos influir en la vida de otros y a veces son puros pensamientos humanos, afectados por nuestras experiencias y hasta por nuestros rencores o dolores del alma; nuestros miedos hacen que tengamos ópticas deformes de la vida y aun de Dios mismo.

Dios nos exhorta a examinar si lo que decimos es guiado por Él o simplemente por mi corazón y razonamiento; si estás influyendo en otros ¿de qué manera lo haces?, ¿son palabras de Dios o sólo mías?; esto me lleva a reflexionar en sobre todo lo que he escrito en estos meses y si realmente sirve para la gloria de Dios, yo espero que sí. El apóstol Pablo dijo: “que tus palabras sean sazonada con sal”. Habla con Dios hoy y toma de Él las palabras que vas a anunciar a otros, que su Espíritu sea el que te guíe, tómate un café y piensa en cómo vas a influenciar a otros.

¿Dios está hablando a través tuyo?
¿Esperas tener la guía del Espíritu antes de hablar?
¿Cómo estás influyendo la vida de tus amigos?