Qué fácil es juzgar. Muchas veces caemos en este pecado de tomar una postura ante otros porque los prejuzgamos y sin investigar la realidad de la situación, y calificamos a los demás de acuerdo a este pensamiento. Judá no fue la excepción, él se había acostado con su nuera, sin saber que era ella y cuando ella estaba embarazada, estuvo a punto de apedrearla. Pero ella le mostró que fue él quien se había acostado con ella.

Es penoso y vergonzoso que nos hagan notar nuestro error. Pero también se requiere de mucho valor y fortaleza reconocer que nos hemos equivocado. El Señor nos dice: “sean humildes”, y cuán difícil es para nosotros. Sin embargo  podemos vivir de esa manera si nos sujetamos a Cristo. Acércate hoy a Dios, tómate unos minutos para estar con Él.