Justificaciones. Dice el refrán: “Desde que se inventaron las excusas, todos quedamos bien.” Lo más fácil es encontrar justificaciones para nuestras malas acciones. Independiente de la gravedad de lo que hemos hecho siempre hay una razón que apoya nuestro comportamiento y por lo general, culpamos a otros de esto y decimos: “¿qué esperabas que haga, si él o ella me hizo esto?”.

Una vida libre de justificaciones es la que entiende su roll en la vida y cómo afecta su comportamiento a los demás. Es la que reconoce sus faltas y hace todo lo posible para corregirlas. Una vida transparente, que a pesar de sus pecados, puede mirar al resto diciendo: “sí, es verdad yo hice lo malo, pero sigo aquí, no me escondo”. Dicha vida sólo puede tenerla el que se acerca cada día a Dios. Conversa con Él hoy.