Lastimosamente una de las grandes verdades en el libro de Eclesiastés es esta: la frustración de reconocer el estado del hombre. Salomón como rey y como el más sabio hombre del mundo, tuvo que reconocer que la sabiduría, el conocimiento, el trabajo, la riqueza y todo lo que para el hombre parece ser lo más importante, no es más que aflicción de espíritu y tristeza.

Un hombre famoso dijo: “cuanto más aprendo, me doy cuenta que menos sé”. Ya lo que el hombre ha hecho no se puede cambiar, es una verdad que nos cuesta aceptar, pensamos que hay cosas que podemos revertir, pero en realidad, muchas de ellas no podemos. Las consecuencias de nuestras acciones delinean nuestro futuro y condicionan nuestro presente. No quiero ser pesimista en esto, sino un tanto realista. Pero… ¿Qué hay con Dios?, bueno, Él puede ayudarnos a tomar las mejores decisiones para que no suframos la frustración en el futuro. Acércate hoy a Él, toma tu café y ajusta tu plan de vida.