No hay peor mal que éste, creerse que somos indestructibles, que nada nos podrá mover de donde estamos y que estamos seguros en nuestros propios caminos. Nos engañamos a nosotros mismo, nuestra mente nos juega en contra, nos hace pensar en que siempre tenemos la razón, nos confiamos de nuestros méritos, habilidades, talentos y nuestras posesiones; nuestros logros académicos y laborales, pensamos que somos la cereza en el helado. Pero al pensar de este modo nos ponemos a Dios como enemigo, pues Él resiste a los soberbios.

Es interesante que Jesús dijo a sus discípulos que vio caer a Satanás como un rayo del cielo, en un contexto del servicio que ellos estaban dando. A veces parece que ese versículo no tiene coherencia con el contexto, pero si lo ves desde el punto de la soberbia tiene mucho sentido. La soberbia te echa al suelo y hace que se alejen de ti las personas. No dejes que ella gane en tu corazón. Humíllate ante Dios y Él te exaltará.

¿Qué piensas de ti mismo?